Alguna vez escuche a un profesor
decir que para ser escritor… para escribir no era suficiente esperar inspiración, a que la musas te poseyeran tres
o cuatro días al mes; había que trazarse un plan, tratar a la escritura como un
trabajo. Sentarse frente a un teclado
una o dos horas al día y obligar
a tu imaginación a dar frutos, producir, justificar su morada en tu cabeza.
De igual forma, un amigo me
aconsejo crear un esquema. Colocar personaje tras personaje: 1 2 3; principal,
secundario, cameo, copia, homenaje. La historia que esperas: A se enamora, A
muere, A nace, A quiere morir, A no sabe si es B o X… tras mucho debate A
termina siendo simplemente A. Su interacción: A se enamora de B… B ama a S… S
es gay… A y B terminan juntos; B H S son
personajes mencionados dentro de la mente de A, quien los recuerda con
nostalgia, A salvara el mundo, aunque solo con ayuda de B quien no es de su
mayor aprecio; A y B son espejismos en una mente trastornada. El final: A se suicida, A se casa, A es reconocido
por el mundo, A se vuelve viejo, gordo y
loco, sentado en un manicomio escribiendo la novela con su sangre… ¿o heces? A…
vive.
Me pregunto si es verdad ¿será
necesario volver a una novela un mapa
conceptual?
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